jueves, 2 de abril de 2020

Recomendaciones del bibliotecario en cuarentena

Una de las ventajas de tener carnet de lector en Una Biblioteca Rolera es que la lectura sí está considerada como una actividad esencial durante el confinamiento, y por tanto las puertas de esta humilde colección siguen abiertas para todos con beneplácito gubernamental.

Diréis "Es una hermosa fantasía ésta. Falaz y descarada, pero hermosa. ¡La lectura no se considera actividad esencial!". Y yo os responderé: Como bibliotecario jamás podré refrendar eso.

Me lloran los ojos ante la multitud de noticias que hablan de la otra pandemia que azota a nuestra sociedad: el aburrimiento. Un país - qué digo un país, medio mundo ya - recluido en su casa y azotado por el amargo látigo del hastío. Bien, puedo comprender que aquellos legos en esto del rol y desacostumbrados a exigirle a su imaginación esfuerzos encuentren difícil encontrar algo en lo que entretenerse y encontrar solaz durante ésta novedosa y dura prueba a la que nos hemos de someter en aras de combatir el auge de un virus invasor. Una vez que han comprobado que todo en televisión es coronavirus, coronavirus, coronavirus - incluso en los detestables programas del corazón -, que ya no caben en el almacenamiento de sus móviles más memes ni vídeos ni canciones dirigidas al epicentro de su sobreexcitada sensibilidad y que no quedan en sus agendas más teléfonos de amigos y parientes lejanos a los que llamar, quizá sean entendibles su desesperación y falta de ideas. ¿Pero eso mismo en un rolero? Intolerable.

Daos la vuelta y mirad vuestras estanterías, a vuestros libros de rol. Ahí están vuestros viejos amigos, ajados del uso de años de aventuras, los manuales a los que volvéis una y otra vez cada vez que alguien dice de jugar. Pero también os observan desde los mismos lugares esos títulos no tan queridos ni tan familiares o conocidos, esas novedades hypeadas y esos productos de mecenazgos en los que entrasteis por una miríada de razones más o menos válidas: curiosidad, lealtad editorial o personal, apoyo al producto patrio, víctima del hype o, por supuesto, coleccionismo y/o completismo. Esos manuales que, hay que admitirlo abiertamente, la mayoría sólo habéis ojeado por encima antes de colocarlos con más o menos disimulada mala conciencia en un lugar de vuestra estantería, y que aguardan sus quince minutos de gloria. Os anuncio: su momento ha llegado.

Muchas editoriales patrias y extranjeras han volcado sus cofres del tesoro sobre la mesa desparramando una cascada de pdfs y ofertas a precio reducido. La belleza del gesto es apreciable y digna de reconocimiento. Pero examinad vuestros sentimientos... ¿de verdad no tenéis nada en vuestra recámara rolera? ¿Nada de nada? ¿Estáis seguros de que esa tonelada de material no pasará símplemente a engrosar vuestra pila o carpeta de "Pendientes de leer cuando tenga tiempo"?

Mi consejo es que antes de mirar fuera de vuestra biblioteca, miréis dentro. Exprimid esos manuales infrautilizados. Sacad de ellos, si tenéis acceso al mayor tesoro, que es el tiempo, todo lo que pueda seros de utilidad. Leedlos y honradlos al hacerlo y, si ello despierta en vosotros la llama de la inspiración, aprovechadla para crear algo que llevar a vuestras mesas de juego. ¿Cuántos dicen que no juegan porque normalmente no tienen tiempo para preparar las partidas? Conozco bien esa situación. Por ello, quien tenga la fortuna de disponer en estas semanas de aislamiento de tiempo para ello, que se anime a preparar por fin aquella partida - ¡o campaña! - que lleva años rumiando en su cabeza. ¿Qué mejor forma de abstraer nuestra mente de ésta situación y de la dureza de las cifras diarias que entregarnos a nuestro hobbie, aun cuando no podamos reunirnos físicamente con los nuestros para jugar? Y cuando todo esto acabe, que acabará, tendremos a nuestra disposición un arma más para enfrentarnos a los duros tiempos que se avecinan, y un refugio firme contra nuestras tribulaciones diarias, por un cómodo precio ya pagado y que no afectará más a nuestras economías: el rol.

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